DON BILO. RANCHADA DE AMIGOS.

Ya navegando el San Jerónimo, a nuestra vuelta de Goya disparando de la tormenta, decidimos parar en Ranchada Don Bilo (de Pablo Ramírez y Susana, su señora), quienes estaban junto a otras personas desde el viernes. La lluvia y el viento no aflojaban y paramos a esperar que el temporal "afloje". Fuimos recibidos por los anfitriones mejor aún que de haber sido invitados. Mates calientes, algunas toallas y ropa seca circuló para el grupo de recién llegados. Inclusive había otra familia que había llegado minutos antes en nuestra misma situación. La mesa isleña sirvió con la generosidad habitual de Pablo y Susana para compartir el almuerzo "light". Una suculenta ensalada de papas, cebollas, morrones y huevos; donde por supuesto no estuvo ausente el tradicional picadillo. Es que el asado había sido devorado por un perro que andaba a las vueltas, salido Dios sabe de que casilla o puesto del lugar. Por supuesto (gracias a Dios) el perro no tomó el vino de Pablo que pudimos compartir mientras la lluvia seguía firme. Las chanzas y bromas no se hicieron esperar en cuanto a lo que los invitados consideramos un dietético menú ya que Pablo fiel a su estilo ni siquiera había sacado pescado, pero por supuesto que estamos profundamente agradecidos ya que nos recibieron, nos prestaron ropa, compartieron su comida y su lugar con nosotros. Gracias Ranchada Don Bilo, fieles exponentes de la cordialidad y la amistad islera.

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